domingo, 29 de abril de 2012

Capítulo doce.

-Hace unos años, exactamente el 24 de diciembre de 1991, nació, como sabeis, Louis. - comenzó Jay - Al año de nacer, intentamos tener otro bebé, para así darle un hermanito o hermanita a Lou, pero no me quedaba embarazada. Después de intentarlo un par de veces desistimos. Al cabo de cuatro años, cuando Lou tenía cinco, decidimos volver a intentarlo. Esta vez si me quedé embarazada. Cuando se lo dijimos a Louis se puso super contento, decía que tenía ganas de tener una hermanita para poder jugar. A los nueve meses, tuve a una preciosa niña, de ojos azules, con el pelo color avellana. Las enfermeras me las pusieron en mis brazos, y la niña, miraba el mundo con esos hermosos y grandes ojos. Cuando me llevaron a mi habitación del hospital llegó Louis corriendo, pidiendome que le diera al bebé, que él era muy mayor - los ojos de Jay, se iluminaron, y miraban a un pasado, lleno de felicidad - se la dí, y éste empezó a cantarle, una canción que yo nunca había oido. Era algo como: "Although you feel alone, you never will be..."
-"...Because I will always be with you, beside you."- dije yo. Todas las miradas se clavaron en mí. Joannah continuó su relato, no sin un cierto asombro en la mirada.
- Y así pasaron dos meses, en los cuales, para que el bebé, al cual llamamos Catherine, solo paraba de llorar cuando Louis le cantaba esa canción. Un dia, ibamos dando una paseo por la plaza, y empezó a llover, con fuerza, no cesaba de llover, y nos resguardamos en un café del centro del pueblo. Allí había una anciana, la cual no me dió un buen presentimiento desde que entramos. Nos dijo que si podia verte, que le encantaban los niños. Yo le dije que si, que claro. Te cogió en brazos, y te pegó mucho a ella, te susurró algo en el oido, algo que no pude escuchar y clavó sus ojos azules en los tuyos, mirandote fijamente. Me inquieté, esa mujer daba miedo. Le dije que ya nos ibamos, y te puso en tu cochecito, no sin antes clavarte los ojos fijamente.Cuando nos dirigiamos a casa, ya había parado de llover. Al cabo de una semana, estabamos Louis, tú y yo, en un centro comercial. De repente Lou vio una tienda de chuches, y corrió hacia allí, yo fui detrás de él. Al volver a donde habiamos dejado el cochecito ya no estabas. - Las lágrimas caian por sus mejillas- Fueron solo dos minutos, solo dos.
Lottie se levantó y fue a darle un abrazo, al igual que Felicity.
- Cuando llegé a casa, lo primero que hice fue llamar a la policía, y luego a tu padre. No te encontraron. Era como si hubieras desaparecido. Estuvieron tres años buscandote. Pero no te encontraron. Louis nos preguntaba por ti, y no sabiamos que decirle. Cuando fué creciendo se fué hechando la culpa de que tú no estubieras. Pero nosotros le deciamos qeu no, y es que no es su culpa, tenía cinco años. Con el tiempo lo ha ido asimilando. El caso sigue abierto. Nunca más volvimos ha hablar del tema, y Louis no volvió a preguntar por tí. Ni tampoco volvió a cantar esa canción.
Entonces, como un acto involuntario me levanté, y la abracé fuerte, fuerte. Las lagrimas caian como torrentes por mis mejillas no podia parar, por fin estaba al lado de mi madre. Estaba feliz.
- Pues, entonces - dije separandome un poco.- Hola, mamá.
Nos fundimos todas en una gran abrazo, todas, Felicity, Lottie, Jacky, mi madre y yo.
-Bueno, Lottie, enseñale su habitación.- Dijo Jay.
- ¿Como que mi habitación?
- No pensarás que vas a dormir en el suelo.- Dijo Lottie riendose. Me condució escaleras arriba, y legamos a una puerta, al final del pasillo. Parecia que llevaba mucho tiempo cerrada. La abrimos y Lottie y yo, nos introdujimos dentro. Era una habitacion sencilla. Las paredes eran de color rosa palo al igual que el techo. Al fondo, pegada a la pared, había una cama, con un edredón rosa fucsia y un montón de peluches encima. A su lado, un escritorio, con un lapicero encima, y su correspondiente silla. Al lado del cabecero de la cama, una pequeña mesita de noche, con una lámpara y una foto. Me acerqué a mirarla. En ella saliamos Louis y yo.
- Me encanta.- dije mirando a Lottie.
- Me alegro, Catherine.- dijo sonriendo.- Osea, que tú eres mi hermana, ¿no?
- Eso parece.- reimos las dos.- Y bueno, ¿que hacemos?
- ¿Que te parece si nos vamos de compras?
- Perfecto.
Y así pasó un mes, en el cual Jaqueline y Lottie se habían convertido en mis mejores amigas. Todos los días hablaba con Vienna y Susan. Las hechaba de menos. Decían que iban a venir en Septiembre. Estabamos a 2 de Julio. Vaya mierda. Pero en todo este tiempo, me lo había pasado en grande.
Dentro de una semana llegaba Louis, ya que la gira se habia alargado unas dos semanas más. Estaba nerviosa. Pero bueno, tendría que relajarme, si no parecería una fan loca. Y no, no y no. En ese momentó entró Lottie a mi habitación. 
- Cathy, ha llamado Jaqueline para i a dar una vuelta. ¿vienes?
- Claro. -dije, cojiendo mi movil y saliendo de la habitación. 
Asi pasaron tres dias más, en los cuales, saliamos todas las tardes a dar una vuelta por Doncaster.
Una mañana , me estaba vistiendo, ya que había quedado con Jaqueline, y no encontraba mis pantalones preferidos. Bajé las escaleras llamando a mi madre, me resultaba raro llamarla así, pero no le puedo hacer nada. Entré a la cocina. 
- Mamá, has visto mis pantalones vaqu......-.
- Mamá, ¿quién es?.- no podía creer quien había allí.










domingo, 22 de abril de 2012

People in the world. Solo deciros que he hecho otro blog, con otra novela. Y no, no voy a dejar esta, es solo que me vino la inspiración para otra. Siento mucho la tardanza, pero es que por los estudios y tal, pues no puedo escribir. Pero el capitulo doce, está casi terminado, espero que os guste. El otro blog es este: http://unbesovalemasquemilmiradas.blogspot.com.es/

domingo, 1 de abril de 2012

Capítulo once.

-Lottie, abre la puerta!.-Gritaron desde el interior.
-YA VOY!.-Dijieron.
De repente la puerta se abrió, y tras ella, apareció una chica. Tendría una año menos que nosotras. Su pelo era largo, rubio, y tenía unos enormes ojos azules grisaceos.
-Hola, Jackie.-Dijo, cosa que me sorprendió.- Cuanto tiempo.- Dijo dándole dos besos. Jacky conocía a mis "padres". ¿Por qué no me dijo nada?.- ¿Que quereis.?
-¿Está tu madre?- Dijo Jaqueline.
-Si, claro, pasad.-Dijo, apartándose.
Nos condució dentro de la casa, por un ancho pasillo. De las paredes colgaban fotos. Me paré a mirar una. En ella salía Lottie, más pequeña,y los que suponía que eran, su madre, con un bebe en brazos, su padre, su hermana, y su hermano, con otro bebé en brazos. La cara de su hermano me sonaba, demasiado. Y de repenté, me acordé. Ya sabía quien era. Ya sabía por qué Lottie me sonaba. ¿A qué directioner no le sonará el nombre de Lottie? Lottie Tomlinson. Hermana pequeña de Louis Tomlinson, uno de mis ídolos, una de las cinco partes de mi corazón. Pero, entonces, si supuestamente esta es la casa de mis padres biológicos, y, en ella, vive Louis Tomlinson, significa que...
- No. No puede ser verdad.-Dije. No me lo creía.- ¿No nos hemos equivocado?.-Le pregunté a Jackie, susurrando para que Lottie no nos escuchara.
-No,- dijo ella. Demasiado tranquila.
-¿Tu lo sabías?- Dije, sorprendida.- Bueno, claro que lo sabías. ¿Porqué no me lo dijiste?
-Quería darte una sorpresa.-Djo sonriendo, pero con cierto temor en los ojos. No me podía enfadar con ella.- Sorpresa!.- Dijo, dudando.
- Una sorpresa, ¡tú lo que quieres es matarme de un infarto! Tía, que estoy en la casa de uno de mis ídolos.-dije, intentando no gritar de la emoción.
-Sí, y a lo mejor eres su hermana.-dijo.
-Si, también. Pero yo creo que la policía se ha equivocado, ¿como voy ha ser yo hermana de Louis Tomlinson? Si ni nos parecemos.
-¿Que no os pareceis? Teneis los dos los mismos ojos azules. Cathy, ¿por qué no quieres pensar eso.?
-Porque no quiero hacerme ilusiones, de haber encontrado a mis padres, y que todo después sea mentira, que ellos no sean mis padres. No quiero sufrir. ¿Seguro que es aquí?
-Sí, he venido aquí un millón de veces, me conozco la dirección de memoria.
-Puede que aquí vivieran otras personas antes de los Tomlinson.
-No. Que yo recuerde, aquí siempre han vivido los Tomlinson.
-Bueno,  que sea lo que Dios quiera.-Dije, para mí.
Jaqueline me miró sonriendo. Habiamos llegado al salón. En él había una mujer, sentada en un sofá jugando con una niña de unos 4 o 5 años, y en el suelo, otra, gemela, jugando con una barbie. -
-Mamá, mira quién es.- Dijo Lottie entrando.
-Jaqueline, cuanto tiempo amor. Que grande y qué guapa te has puesto.-Dijo, dándole dos besos en las mejillas.
- Tu también estás muy guapa, Joannah. ¿Como estás?
-Muy bien, gracias. ¿Y tus padres?
-Muy bien, ahí van..-Dijo Jacky sonriendo.
-Me alegro mucho.
Durante esta pequeña conversación, yo me hayaba detrás de Jaqueline, un poco escondida.
-¿Quien es tu amiga?
-Ah, Jay, por eso hemos venido.-dijo Jacky, echándose a una lado.- tenemos que contarte una cosa, -dijo Jaqueline mirando a las gemelas, cosa que Jay pilló al instante.
-Felicity!-Gritó Joannah. Entonces entró al salón una niña de unos doce años, más o menos.- Llevate junto a Lottie a las gemelas. Acuestalas, que duerman la siesta, que ya es su hora.
-Vale mamá.- Dijo Lottie.
-Si quereis después podeis venir, - les dijo Jackie.- os vais a enterar tarde o temprano.
Cuando Lottie y Felicity regresaron después de haber acostados a las pequeñas, nos sentamos en un sofá.
-Bien, y no os voy a contar nada. Que os lo cuente ella. Es su historia.- Dijo Jacky. Acto seguido todas las miradas se posaron en mi.
- Ho-hola.- dije yo, sonriendo.- Mi nombre es Catherine .- dije. Los ojos de Joannah centellearon.
-Catherine. -susurró.
Entonces les relaté mi historia toda, absolutamente toda. Les conté todo sobre mi. Mis miedos, mis dudas, mis manias. Todo. Mi despedida de mis amigas, la firma de discos de los chicos.  Cuando llegé aquí. Mi conversación con los inspectores. Y mis investigaciones. Las mentiras de mis padres.
- Y , por eso, estoy aquí, intentando encontrar a la madre de la que un dia me separaron. -dije. Notaba mis ojos húmedos, pero también me notaba liberada.  A lo mejor no era mi madre, pero  ya lo había soltado todo. No perdia nada intentandolo, la suerte estaba hechada. A lo mejor tendría que empezar de cero. Volver a España. Pero un bonito recuerdo me quedaría, de como intenté perseguir mis sueños, mi sueño de estar junto a mi verdadera familia. Recorrí con la mirada sus rostros, todos ellos con los ojos humedecidos. Mi mirada se posó en los ojos azules de Jay, estaban cristalinos. Entonces, cuando toda esperanza se perdió, cuando ya me iba  a levantar para irme e intentar olvidar todo esto, volver a España y hacer como si esto no hubiera pasado, Joannah habló. Y nos contó una historia, que ni Lottie ni Felicity, habían escuchado nunca.





domingo, 18 de marzo de 2012

Capítulo diez.

-Por degracia.- susurró Jauqeline, cosa que hizo que yo riera.- Cat, éste es mi hermano, Martin.
-Hola.-me dijo dándome dos besos. El contacto hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo. Martin era, cmo decirlo, perfecto. Tenía pecas por la nariz, pero no muchas, su pelo era marrón sciro, y , al contrario que el de Jacky, era completamente liso. Pero, definitivamente, lo que más te sorprendía eran sus ojos. Unos hermosos ojos aules, en los que te podias perder facilmente.
-Hola.-dije, noté como me ardían las mejillas. -"Maldita facilidad para ponerme roja"-pensé.
-Bueno, cariño nosotros nos vamos, que hemos quedado para comer.-dijo la madre de Jaqueline.- Hay comida en la nevera. Adios. -Dijo saliendo por la puerta.
-Bueno, ¿que comemos?-dijo Martin. Me quedé embobada mirando esos precioso ojos azules. No se parecía en nada a Jaqueline.
-No tengo ni idea.-Dijo Jacky.-¿Que quieres comer, Cat?
-A mi me da igual. 
-Entonces PIZZA!.-Gritó Jacky.
-Llamo yo.-dijo Martin, dirijiendose al salón.
Me quedé mirando como se iba.
-Eoo! ¿Estas? Deja de mirarle el culo a mi hermano.-Dijo Jacky, oasando la mano por delante mía.
-¿Que dices? Yo no le estaba mirando el culo. Que tonta eres.- Dije, intentando quitarle importancia, y que no se notara tanto.
-Lo que tu digas.-dijo poniendo los ojos en blanco.- ¿Que vamos ha hace esta tarde?
-Ir a esa dirección, haber si son mis padres.
-¿Y si no lo son?
-Si no lo son, habré venido aquí para nada. Peor te he conocido, algo bueno tiene..- dije.
-Oins!, Que te quiero. Además alivia tener alguien con quien hablar español y que no sean ni mis padres o mi hermano. -Dijo riendo.
Nos sentamos en el salón y nos pusimos ha ver la tele. Salia un reportaje sobre One Direction:
" La banda de más éxito entre las adolescentes del momento, One Direction,  regresará a sus respectivos pueblos después de su segunda gira por Europa. Ahora mismo se encuentran es España, donde han arrasado, ya que a las dos horas de ponerse a la venta las entradas, ya se habían agotado. Y bueno, en la banca inglesa...."
Jacky apagó la tele. 
-Que guay ¿no? .- Dije yo, super emocionada.
-Guay el qué?.- Me preguntó Jacky.
-¿Como que el qué? Este es el pueblo del mismisimo Louis Tomlinson. Y acaban de decir que pronto vendrá. ¿No estás emocionada?
-Cat, llevo viviendo aquí dieciseis años. Lo he visto un par de veces. Además, mi hermano es amigo suyo. 
-¿Que tu hermano QUE?.
-Que-mi-hermano-es...
-Que si, que te he escuchado. ¿Por que mierdas no me los has dicho antes?
-No lo creí importante. Louis es como los demás chicos, lo que pasa es que lo conoce más gente. -Empezó apartirse por su propio razonamiento.- Además, no le gusta que le traten como a un famoso, según él, sige siendo el mismo Louis de siempre Y es cierto, ya que siempre está haciendo las ismas tonterias.
-Que guay.
Empezamos ha hacer el mongolo por toda la casa, hasta que tocaron al timbre.
-Voy yo.-Gritó Martin desde la cocina. 
-Vale! 
-Chicas a comeeeeeer!
Fuimos corriendo al salón, y allñí nos esperaban dos gigantescas pizzas familiares.
-OH MY GOD! Me muero de hambre.- dije.
- Normal, llevas sin comer un dia entero .-Dijo Jacky.
-Cierto
-J.J ¿que vais ha hacer hoy?.-dijo Martin.
-Pues vamos a ir a buscar a los padres de Cat, ¿por?-Dije ella.
-Por nada, porque yo voy a salir con los chicos, y era para no dejaros solas.
-Martin, te recuerdo que solo eres dos años más grande que nosotras no somos unas crias.
-Cat, no sé, pero tú si.-Dijo él, picandoa  su hermana.
-Ya verás.-dijo Jaqueline tirandole un cojín asu hermano y hechándose encima. 
Yo mientras, veía este espéctaculo partiendome un poco. Nunca había jugado así con mis hermanas, ni había tendio esa confianza, pero ahora que sé que noean mis hermanas verdaderas, pues se entiende, me verian como la extraña. No entiendo como nunca me había dado cuenta. Bueno, ya he pasado página. Vida nueva. Y de repente, PLOF! Un cojín cayó en mi cara.
-¿Quien a sido?-Dije, cabreada.
-A sido él/ella.-Dijeron los dos a la vez, señalándose mutuamente.
-Os vais a enterar.-Dije acercandome lentamente a los dos.- Si quereis salvaros, es mejor que hecheis a correr.
Se levantaron corriendo, ya que estaban tirados en el suelo, y hecharon a correr por toda la casa. 
Después de media hora persiguiendonos, cayendonos, y meandonos de la risa. Decidimos recoger todo lo que habíamos tirado y lo de la comida.
-Bueno chicas, yo me voy ya. Adios.- dijo dandonos un beso a las dos.
Contacto, otra vez, otro escalofrío recorrió mi espalda. Cuando Martin salió Jaqueline se giró hacia mi.
-Vamos a buscar a tus padres, ¿Estas preparada? -Preparada, no mucho. Pero dicen, que cuanto más piensas algo, peor te sale. Entonces, no pensé, hice lo que me dijo el corazón.
-No he estado más, preparada en mi vida.- Peor dentro de mi estaba nerviosa, muy nerviosa. Y una pregunta rondaba mi cabeza. ¿Quienes serán mis padres?
Salimos de casa de Jaqueline, y dejamos allí las maletas. Nos dirijimos a aquella dirección, qu según Jacky, estaba a un par de calles de la suya. De camino hacia la cas, fuimos, como no (notese la ironia), haciendo el mongolo. Me recordaba a aquellos paseos con Susan, y Vienna. Como las hechaba de menos, pero no sabía si me habían llamado o no, ya que no tenñia mi movil, y uqe yo sea, adivina no era.
-Ya hemos llegado,-anunció J.J. Estabamos justamete delante de una casa, sencilla, un camino de flores de todos los colores te conducía la entrada de la casa. Me gustaba, parecía acogedora.-¿Preparada?
-Más que nunca.-y entonces llamamos al timbre, de la que, a partir de ahora, sería mi casa.




martes, 13 de marzo de 2012

Capítulo nueve.

Al despertarme un cálido viento me dio en la cara. Me dolía todo, aunque no era raro, si teníamos en cuenta que había dormido en el suelo.
Me levanté lentamente, había varias personas que me miraban, extrañados. Me sentía incómoda, así que cogí mis dos maletitas y me fui de aquel maravilloso parque. Menos mal que era verano que si no me da una hipotermia. Saqué la dirección y el mapa de mi bolsillo, y me dirigí hacia aquella casa, que pronto, o eso esperaba, sería mi hogar.
Caminé mucho, ya que aquella calle, estaba a tres manzanas, y no tenía dinero, ya que en el bolso estaba mi monedero. Y mi móvil. Y mi cámara digital. Mierda. De repente me acordé, que en el bolsillo de mis pitillos llevaba el iPod, menos mal, no lo llevaba en el bolso. Me puse los auriculares, y lo encendí. Puse la música a todo volumen. Sonaba “Up All Night” de One Direction, claro está. Como me gustaban esos cinco chicos, ellos, junto a Vienna y Susan, me hacían sonreír. De repente me acordé, me acordé de porqué me sonaba el nombre de aquel pueblo. Doncaster. Doncaster. Allí nació uno de mis ídolos, uno de mis amores. Louis William Tomlinson nació allí.
-“¿¡PERO COMO NO ME HE DADO CUENTA!?”- me dije a mi misma. Vaya directioner. Bueno, mi memoria de pez lo compensaba. Y entonces empecé a imaginar. ¿Y si me lo encontraba cuando viniera a visitar a su familia? ¿Y si era mi vecino? ¿Y si…?
PLOF! Trompazo contra el suelo, seguida con todas mis cosas delante de mí.
-¡Me cago en todo lo que se menea!-Grité en español.
- Muy fino su vocabulario, señorita. –Me contestaron, para sorpresa mía, en español. Al levantar la vista vi a una chica. Muy guapa. Lo primero que te llamaba la atención era su pelo. Largo, muy largo, y muy, muy, muy rizado. Luego aquellos ojos verdes esmeralda, y aquella sonrisa que te transmitía felicidad.
-Ho-hola. Siento el golpe, ya sabes, es que estaba en mi mundo y…-Intenté disculparme, pero me interrumpió.
-No te preocupes, yo estaba en el mio también. Que alivio una española. Que ganas. Los ingleses son muy refinados, pero son simpáticos.- y empezó a reírse. Estaba loca, pero era buena persona. – Y bueno no nos hemos presentado. Soy Jaqueline, Jaqueline Johnson. ¿Y tú?
-Catherine Winslett.-dije- Tu nombre no es inglés, ni español.
-No, es francés, mi padre es inglés pero mi madre española, y como ninguno quería ponerme un nombre común en ninguno de los dos países, me ponen un francés.-dijo esto poniendo los ojos en blanco. Me reí.-El tuyo tampoco es muy español ¿sabes?
-Ya, es una larga historia.
-Y yo tengo toda la tarde, o sea, que vente para mi casa. Y me cuentas.
De camino a su casa, estuvimos haciendo el tonto, y me enseñó una parte del pueblo. Al llegar, me quedé sorprendida. Su casa era enorme. No, enorme no, lo siguiente. Me encantaba.
-Pasa.- Me dijo.
-Gracias.-dije tímida. Dejé las maletas a un lado.
-Ven sube a mi cuarto.-dijo ella corriendo por las escaleras.
-No corras, que me pierdo.- le dije yo riéndome.
Llegamos a su habitación, traía dos batidos de chocolate en las manos.
-Bueno, cuenta, pero desde el principio.
Entonces se lo conté, todo. Desde mis continuas peleas con mis padres, lo de mi cumpleaños, mis sentimientos hacia Marcos, mi obsesión por One Direction,..
-AAAAAAAAAAAAAAH! Yo también soy directioner.-gritó, dejándome sorda.
-No hace falta que me dejes sorda, que tengo que seguir escuchándolos.
-Bueno, sigue.
Le seguí contando lo del concierto, la carta hacia mis amigas, (en esta parte a Jaqueline se le habían caído unas lagrimas), mi conversación con el inspector Matthew en Shelffield, la llamada de Marcos en el coche, mi visita en la comisaría del pueblo, mi noche en el parque, y mi tropiezo con ella.
-Vaya pedazo de historia.-dijo Jaqueline, con la boca abierta.- Y bueno, sabes quienes son tus padres verdaderos.
-No, ese es el problema, pero me han dado una dirección. Toma.- Le di el papelito, y justo en ese momento, empezó a abrir mucho los ojos y la boca. Notaba como quería decir algo pero no podía, las palabras no salían de su boca. De repente, la cerró de golpe. Me debí de uqedar con una cara de gilipollas impresionante, porque empezó a reírse.
-Hija, creo que eres bipolar. Y esto te lo digo muy en serio. ¿Qué te ha pasado?
-Nada.- Dijo tantranquila, pero me miraba como si de un momento a otro le fuese a dar algo.- Me dan venazos.
-Bueno, yo me voy ya. Gracias por todo. – Dije dirigiéndome hacia la puerta.
-¿Adonde te crees que vas, señorita Winslett?.- Me gritó.-Usted se queda a comer, que por la cara que tiene y lo que me ha contado del bolso, lleva sin comer mucho.
-Oh, no. No quisiera molestar. ¿Y si tus padres no quieren?, yo me voy.- Intenté irme, pero me agarró del brazo.
-No, tú no te vas a ningún lado. Además, mis padres no están, solo está mi hermano.
-No, Jacky, no. En serio, te lo agradezco y todo, pero no quiero ser molestia. Además ¿Y si tu hermano no quiere que una desconocida coma con él?
-Tu no eres una desconocida, eres amiga mía.- Al oír eso una sonrisa se dibujó en mi cara.
- No me conoces. Puedo ser una violadora. O una asesina..- Dije poniendo cara de loca, con los dientes para afuera y los ojos bizcos.
- Hahahahhahahahaahahaha. No vuelvas ha hacer eso. Me matas. –Dijo Jaqueline tirada por el suelo riéndose.-Además, todo asesino tiene su arma particular, ¿Cuál es la tuya?
-La mía es…- dije acercándome más a ella- las cosquillas.- y heché a correr detrás de ella.
Cuando la atrapé, nos caimos las dos en un sillón, y no empezamos ha hacer cosquillas mutuamente. Después de media hora haciendo el mongolo, oímos el ruido de la puerta.
-¿Seguro que a tus padres no les importará que esté aquí?-pregunté.
-Claro que no, vamos. -Y me llevó a donde estaban sus padres.-Mamá, papá, esta es Catherine, se puede quedar a comer, ¿no?
-Claro, hija. Hola Catherine, encantada.- Me dijo la madre de Jaqueline. Tenía los mismos ojos verdes que Jacky, y el mismo pelo rizado. Medió dos besos, al igual que le padre.
- Y yo, no existo, ¿o qué?- dijo una voz detrás de nosotros. Al girarme vi a la persona más hermosa del mundo.
Y entonces, creo, me volví enamorar.


Capítulo ocho.

-¿Qué quieres?- dije borde.
-Se dice “Hola” por lo menos.- dijo él frío.
-¿HOLA? Contento o qué. Además no sé por qué me llamas, ¿te vas a reír otra vez de mí? Porque si es para eso cuelgo ahora mismo. Es más, es lo que voy a hacer.- Iba a colgar cuando empezó ha hablar.
-¡NO! Catherine espera. Deja que te explique.
-¿Qué me expliques qué? Que todo era mentira, que era por la bebida, que no sabías lo que decías. Lo siento Marcos, pero no me lo creo.
-Pero Catherine, por favor, perdóname.-suplicó. La verdad es que me dolía escucharlo así, pero no, no iba a perdonarlo.
-No, Marcos, lo siento pero no. Me hiciste mucho daño, más del que tú crees. Además, ya no te voy a volver a ver. –Dije yo, cosa de la que seguidamente me arrepentí.
- ¿Co-como que no te voy a volver a ver? Catherine, ¿Dónde estás? –Dijo él. Se notaba triste, muy triste. Catherine tienes que ser fuerte.
-En Inglaterra. Si siguieras siendo mi amigo te lo hubiera contado, pero como te doy pena, no quiero aburrirte con cosas de mi vida.- y colgué. Mis ojos se empezaron a inundar de lágrimas, las cuales me quité rápidamente. No, no pensaba llorar por él. Pero entonces me vinieron muchos recuerdos a la cabeza. Marcos y yo de pequeños, en la playa, con nuestros padres en su casa, en su jardín, de excursión en el cole. Todos esos momentos se agolparon en mi cabeza. Entonces no pude hacer nada, y las lágrimas empezaron a salir de mis ojos, y no hice nada para detenerlas. Miré el espejo retrovisor, el taxista me miraba con pena. Me lanzó una sonrisa, yo intenté hacer lo mismo, pero no salió muy bien.
Cuando llegamos, me bajé del taxi, le pagué y me adentré en el enorme edificio que era la comisaría. Entré, y me dirigí a un policía que había sentado en una larga mesa, justamente en la entrada.
-Hola, ¿Me podrías decir donde está el encargado del registro? – Dije, yo mostrando mis brackets al sonreír.
-Si claro, en aquel despacho de allí lo podrás encontrar.-Me dijo el policía.
-Muchas gracias.- Dije, y fui hacia aquel despacho.
Toqué tres veces, no me contestaban, así que abrí yo la puerta. Al entrar vi a un policía sentado en un enorme sillón de cuero negro. Tendría unos treinta y tantos, pero algunas cansa asomaban ya por ese pelo negro azabache. Unas pequeñas gafas se sujetaban en esa enorme nariz.
-¿Se puede?-Pregunté.
-Ya has entrado, o sea que siéntate.- Dijo.
-Gracias.- Dije yo. Me senté rápidamente en una silla, justo enfrente de él.
-¿Qué querías?-Preguntó. Le conté mi historia, y mi conversación con el inspector Matthew. –Bien, en el año que tu naciste, solo hubo una muerte de un bebé, y sí, fue justamente aquí, en Doncaster. Suerte has tenido, hay otros años en los que han muerto un montón. No tenemos el nombre de la familia, pero toma, esta es su dirección. Suerte.
-Muchísimas gracias- Le dije.
-De nada, espero que la encuentres.- me dijo, y salí del despacho. Cogí mis dos maletas, no eran muy grandes, que antes había dejado en la entrada del despacho y me fui de aquella comisaría, pero antes pedí un mapa.
Caminé por las calles de ese peculiar pueblo, que pronto sería mi hogar, cuando de repente, un hombre vino por detrás y me arrancó el bolso de las manos. Cogí las maletas como pude y salí corriendo detrás de él. Lo perdí en una calle.
-“¿Qué hago ahora?-pensé- está oscureciendo, en el bolso lo llevaba todo. Mi móvil, el dinero. Mierda, ooooh, mierda.”
No podía más, había recorrido las calles, buscando al hombre que me había quitado el bolso. No lo encontré. La noche se echó encima de mí. Me encontraba en un parque, muy bonito. Con un enorme lago justo en el medio. El cansancio pudo conmigo. Me tumbé en el césped. Y poco a poco, el sueño se fue apoderando de mí.

Capítulo siete.

"Queridas partes de mi corazzón:
Me conocéis mejor que nadie, y por ello sabréis que no me gustan las despedidas. Mi vuelo se ha adelantado, lo siento pero no he podido hacer nada. Me dirijo a Shelffield, para ver si allí consigo averiguar algo sobre mis padres. A lo mejor os enfadeis, o simplemente penséis que soy una cobarde, que no os quiero, y demás chorradas que vuestras cabecitas locas quieran inventar. Pero no, no es eso. Si no, que no quiero que sufrais, ni quiero sufrir yo tammpoco. No quiero ver como las lágrimas caen por vuestras mejillas, como están haciendo ahora mismo por las mías, mientras escribo esto. Quiero que sepáis, que aunque no vuelva, aunque no volvamos a vernos, no me olvidaré nunca de vosotras dos. Las dos cosas más importantes de mi vida. Por que habeís estado a mi lado cuando más lo he necesitado, me habéis hecho sonreir cuando estaba triste, y me habéis hecho llorar, pero de la risa. Que os quiero, que son demasiados momentos juntas en estos 16 años, para olvidarlos así por así. Que os quiero que no se os olvide nunca, nunca. Y que solo quiero que sepáis que, vaya donde vaya, estaré siempre a vuestro lado, solo tendreis que mirar al cielo de noche y ver las estrellas, y aquella estrella que más reluzca, será la misma que esté mirando yo. Y que sois lo mejor de lo mejor. Directioners hasta la muerte, no quiero estropearos el concierto, por eso en cuanto termine me llamaís y me lo contais, ¿eeh? Que bueno, que eso, que el avión va a despegar. Que solo era eso, y que no olvideis que esto no es un adiós, si no una hasta pronto.
Catherine <3"
Las lágrimas no cesaban de bajar por mis mejillas, me despedí de mis padres, y de mis hermanas. No eran las mejores personas del mundo, pero se les quería. Subí al avión. Despegamos. Y aquel, creía yo que iba a ser el peor día de mi vida. Pero, más tarde me di cuenta, que iba a ser el comiezo de una nueva historia. De mi historia.
*Cinco horas más tarde*
Acababamos de aterrizar, no sabía donde tenía que ir. Llevaba doscientos euros en el bolso. Cogí mis dos pesadas maletas, y medirigí a fuera en busca de un taxi. Le dije al taxista que me llevara a la comisaría de Shelffield. A la media hora estábamos alí. Le di las gracias, le page y bajé. Entré, no sabía a donde ir. Menos mal que había ido a clases de Inglés a conciencia. Me dirigí a el primer policia que encontré, le pregunté donde podía encontrar al inspector Matthew, y me dirigió a su despacho. Toqué a la puerta.
-Adelante.- Se escuchó en el interior.
El inspector John Matthew era un hombre de unos treinta años, grande como un oso, pero derrochaba simpatía.
Le conté mi historia, y le pregunté si durante el año de mi nacimiento había habido muertes de bebés o desapariciones. Me dijo que sí. Pero no en Shelffield, si no en un pueblo de al lado llamado, Doncaster. ¿Doncaster? Me suena y mucho. Me dijo que preguntara en la comisaría de allí, que me informarían mejor. Le dí las gracias y salí. Cogí un taxi hacia Doncaster, estaba a dos horas más o menos de Shelffield. Entonces recibí una llamada. Me sorprendió ver que me llamaban, y la buena cobertura, la verdad. Pero más me sorprendió, saber quién era quién me estaba llamando.