"Queridas partes de mi corazzón:
Me conocéis mejor que nadie, y por ello sabréis que no me gustan las
despedidas. Mi vuelo se ha adelantado, lo siento pero no he podido hacer
nada. Me dirijo a Shelffield, para ver si allí consigo averiguar algo
sobre mis padres. A lo mejor os enfadeis, o simplemente penséis que soy
una cobarde, que no os quiero, y demás chorradas que vuestras cabecitas
locas quieran inventar. Pero no, no es eso. Si no, que no quiero que
sufrais, ni quiero sufrir yo tammpoco. No quiero ver como las lágrimas
caen por vuestras mejillas, como están haciendo ahora mismo por las
mías, mientras escribo esto. Quiero que sepáis, que aunque no vuelva,
aunque no volvamos a vernos, no me olvidaré nunca de vosotras dos. Las
dos cosas más importantes de mi vida. Por que habeís estado a mi lado
cuando más lo he necesitado, me habéis hecho sonreir cuando estaba
triste, y me habéis hecho llorar, pero de la risa. Que os quiero, que
son demasiados momentos juntas en estos 16 años, para olvidarlos así por
así. Que os quiero que no se os olvide nunca, nunca. Y que solo quiero
que sepáis que, vaya donde vaya, estaré siempre a vuestro lado, solo
tendreis que mirar al cielo de noche y ver las estrellas, y aquella
estrella que más reluzca, será la misma que esté mirando yo. Y que sois
lo mejor de lo mejor. Directioners hasta la muerte, no quiero
estropearos el concierto, por eso en cuanto termine me llamaís y me lo
contais, ¿eeh? Que bueno, que eso, que el avión va a despegar. Que solo
era eso, y que no olvideis que esto no es un adiós, si no una hasta
pronto.
Catherine <3"
Las lágrimas no cesaban de bajar por mis mejillas, me despedí de mis padres, y de mis hermanas. No eran las mejores personas del mundo, pero
se les quería. Subí al avión. Despegamos. Y aquel, creía yo que iba a
ser el peor día de mi vida. Pero, más tarde me di cuenta, que iba a ser
el comiezo de una nueva historia. De mi historia.
*Cinco horas más tarde*
Acababamos de aterrizar, no sabía donde tenía que ir. Llevaba
doscientos euros en el bolso. Cogí mis dos pesadas maletas, y medirigí a
fuera en busca de un taxi. Le dije al taxista que me llevara a la
comisaría de Shelffield. A la media hora estábamos alí. Le di las
gracias, le page y bajé. Entré, no sabía a donde ir. Menos mal que
había ido a clases de Inglés a conciencia. Me dirigí a el primer policia
que encontré, le pregunté donde podía encontrar al inspector Matthew, y
me dirigió a su despacho. Toqué a la puerta.
-Adelante.- Se escuchó en el interior.
El inspector John Matthew era un hombre de unos treinta años, grande como un oso, pero derrochaba simpatía.
Le conté mi historia, y le pregunté si durante el año de mi nacimiento
había habido muertes de bebés o desapariciones. Me dijo que sí. Pero no
en Shelffield, si no en un pueblo de al lado llamado, Doncaster.
¿Doncaster? Me suena y mucho. Me dijo que preguntara en la comisaría de
allí, que me informarían mejor. Le dí las gracias y salí. Cogí un taxi
hacia Doncaster, estaba a dos horas más o menos de Shelffield. Entonces
recibí una llamada. Me sorprendió ver que me llamaban, y la buena
cobertura, la verdad. Pero más me sorprendió, saber quién era quién me
estaba llamando.
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